Las calderas de biomasa (generalmente de pellets o de leña) se caracterizan por trabajar siempre a tiro natural y hacer la regulación mediante ventiladores de entrada y/o de salida de la cámara de combustión para avivar o reducir el fuego del combustible dentro de la cámara de combustión. Este sistema de funcionamiento exige que el tiro de la chimenea sea lo más estable posible para evitar que influya en la combustión de la caldera (un exceso de tiro implicaría un incremento de entrada de aire de combustión y avivaría el fuego modificando así los parámetros de control). Para ello es muy recomendable el uso de elementos de regulación de tiro (reguladores de tiro y estabilizadores de tiro) para asegurar un tiro constante y estable en cualquier situación.
Además los hollines generados son muy corrosivos (especialmente en el caso de calderas de pellets) por lo que el material de la pared interior debe ser siempre AISI 316L.
Los hollines también tienen el riesgo de arder dentro de la chimenea, por lo que las chimeneas utilizadas para estas aplicaciones deben haber pasado con éxito los ensayos de resistencia al fuego de hollín indicados en la normativa vigente y su instalación debe hacerse con especial cuidado siguiendo las instrucciones de montaje especialmente en los pasos de forjado o de muro en viviendas de estructura de madera, respetando las distancias de seguridad establecidas para evitar incendios.
Las chimeneas deben ser siempre de doble pared tanto en el interior de la vivienda como en el exterior; pudiéndose utilizar simple pared sólo en chimeneas que discurran por patinillos independientes sin ser compartidos con otras instalaciones (canalización, cableados, etc.).